La ofensiva ucraniana en Rusia, la primera incursión militar extranjera en suelo ruso desde la Segunda Guerra Mundial, sorprendió a las tropas rusas al ser dirigidas por unidades de guerra electrónica que infiltraron comunicaciones y drones rusos. El 6 de agosto, fuerzas ucranianas cruzaron la frontera y tomaron 82 localidades en la región de Kursk, capturando 2.000 prisioneros y ocupando un territorio similar al ganado por Rusia a principios de año. La misión, liderada por la 82ª Brigada de Asalto Aéreo, se vio facilitada por el empleo de interferencias y protecciones térmicas que desorientaron a las defensas rusas. Además, los soldados ucranianos destruyeron puentes claves para cortar suministros y lanzaron ataques precisos apoyados en su conocimiento geográfico, culminando en una destacada maniobra estratégica que ha puesto en evidencia a la administración de Vladimir Putin.
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