El Gabinete de Seguridad de Israel ha aprobado un plan militar que permite al Ejército ocupar la Ciudad de Gaza, un área que alberga aproximadamente a 800,000 personas en medio de un panorama devastador tras más de dos años de conflicto. Con gran parte de la ciudad arrasada, el nuevo enfoque del gobierno busca consolidar un control total sobre el enclave, que ya enfrenta una significativa crisis humanitaria y escasez de recursos básicos. La decisión se tomó tras una extensa reunión y plantea un futuro incierto para el resto de la Franja, que ya se encuentra sometida al control militar de Israel.
La ofensiva ha llevado a un desplazamiento masivo de población hacia el sur y el centro de Gaza, donde la situación crítica se agrava por la falta de acceso a alimento, agua potable y atención médica. Cities como Deir al-Balah han acogido a los desplazados, pero los recursos son igualmente limitados. Mientras tanto, el cruce de Rafah con Egipto, vital para la entrada de ayuda humanitaria, continúa cerrado, lo que limita aún más las perspectivas de mejora en la región. Israel justifica su ocupación con el objetivo de desmilitarizar Gaza y eliminar a Hamás, aunque estos planes se ven opacados por el sufrimiento y la desesperación de la población civil.
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