El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, logró el apoyo de varias formaciones políticas, incluidas las de derechas como el Partido Popular (PP), Vox, Junts y el Partido Nacionalista Vasco (PNV), para rechazar una moción que pretendía recortar el gasto militar. Esta votación tuvo lugar en un contexto de tensiones y desafíos en la política interna, subrayando la importancia de la defensa nacional en un momento crítico. La moción, impulsada por sectores que abogaban por una mayor inversión en políticas sociales en detrimento de las defensivas, no consiguió el respaldo suficiente para prosperar en el Congreso, reflejando un consenso inusual entre fuerzas políticas tradicionalmente enfrentadas en torno a la seguridad y el gasto militar.
El hecho se produjo justo cuando Sánchez asistía a una cumbre crucial en Bruselas, donde se discutían temas de seguridad y defensa colectiva entre los países miembros de la Unión Europea. La coincidencia de ambos eventos subraya la relevancia del debate sobre el gasto militar en el ámbito nacional e internacional. La capacidad de Sánchez para unir a fuerzas políticas dispares en torno a esta cuestión destaca su habilidad para navegar la compleja arena política española, apelando a la responsabilidad común frente a desafíos globales, con la defensa como uno de los puntos cruciales. La sesión en el Congreso mostró cómo, a pesar de las diferencias ideológicas, existe un compromiso sólido por parte de las fuerzas políticas mayoritarias por reforzar la postura defensiva de España en el escenario internacional.
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