La reciente comparecencia de Donald Trump ante el Congreso fue un claro reflejo de la fragmentación y falta de cohesión en el Partido Demócrata. Aunque las expectativas apuntaban hacia una contundente y unida respuesta de los demócratas, la realidad fue una muestra de dispersión y desacuerdo. Parte del grupo opositor optó por manifestarse con silencios y miradas desaprobadoras, mientras que otros, de manera más explícita, abandonaron el hemiciclo durante el discurso del presidente. La senadora Elissa Slotkin, considerada figura emergente dentro de un partido en busca de dirección tras la derrota de Kamala Harris, intentó capitalizar el momento al criticar con firmeza las políticas económicas y exteriores de Trump. Sin embargo, la falta de una estrategia común y clara quedó patente, con representantes como Al Green siendo expulsados por confrontaciones directas y el abandono progresivo de figuras como Bernie Sanders e Ilhan Omar.
El discurso de réplica de Slotkin, que tomó lugar en un momento crucial para los demócratas, intentó enmarcar la política de Trump como una amenaza temeraria para el país. Criticó tanto los beneficios fiscales otorgados a los multimillonarios como las políticas exteriores del presidente, incluyendo la reciente reunión con Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania. Estas críticas, sin embargo, fueron acompañadas por un desacuerdo interno sobre cómo abordar la oposición al presidente. Según fuentes consultadas por el portal Axios, los demócratas debatieron diferentes formas de protesta, desde enarbolar pancartas hasta la utilización de símbolos como cartones de huevos vacíos para simbolizar la inflación. No obstante, se optó por un enfoque más contenido, evitando convertir el Congreso en un escenario caótico. Este episodio evidenció las tensiones internas y la necesidad de una estrategia más articulada para enfrentar el segundo mandato de Trump, dejando claro que el partido se encuentra aún en búsqueda de un rumbo y liderazgo definidos.
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