En la actualidad, un fenómeno inusual está cobrando relevancia en los juzgados: las disputas por la custodia de mascotas en casos de separación o divorcio. Situaciones que antes se consideraban raras se están volviendo cada vez más comunes, con parejas acudiendo a abogados para garantizar el bienestar de sus animales de compañía tras una ruptura sentimental.
La abogada de divorcios en Oviedo, Nerea Forcelledo, aclara una creencia errónea que aún persiste: «Existe la creencia de que en caso de separación o divorcio, la persona que figure como titular del animal será quien mantenga su custodia sin posibilidad de discusión. Esto no es así, ya que la decisión sobre la custodia de la mascota se adoptará independientemente de cuál de los cónyuges sea el titular y propietario del animal».
Desde 2022, la legislación civil española permite resolver la custodia de los animales de compañía dentro de los procedimientos de separación o divorcio, junto con la custodia de los hijos menores. «La normativa vigente nos permite regular en un mismo procedimiento no solo la custodia de los hijos, sino también la de las mascotas», expone Forcelledo.
Además de decidir si la custodia será compartida o asignada a uno de los cónyuges, se debe considerar una contribución económica para el bienestar del animal. Sin embargo, esta regulación se aplica exclusivamente a parejas casadas. Para las parejas no casadas, la falta de legislación específica sobre la custodia de mascotas plantea desafíos adicionales.
En estos casos, el despacho de Nerea Forcelledo recomienda que las parejas intenten alcanzar un acuerdo y lo detallen en un documento que vincule a ambas partes. «Es esencial definir no solo las obligaciones futuras de cada miembro de la pareja, sino también sus derechos en relación con la mascota», explica la abogada, sugiriendo que se incluyan en el acuerdo los tiempos de visita y el tipo de convivencia con el miembro de la pareja que no tenga la custodia del animal.
Cuando no es posible llegar a un acuerdo, Forcelledo indica que aún quedan alternativas. Aunque la ley no contempla un marco regulatorio para parejas no casadas, cada caso puede ser estudiado individualmente para intentar regular judicialmente el régimen de cuidado del animal, el régimen de visitas y los gastos asociados. Hasta que se logre una resolución, el animal deberá permanecer con su propietario.
Este nuevo enfoque en los juicios refleja una mayor consideración por el bienestar de los animales de compañía, reconociéndolos como miembros importantes de la familia, cuya custodia merece una atención cuidadosa en situaciones de ruptura.
