La directora del Servicio Secreto estadounidense, Kimberly Cheatle, ha dimitido días después del atentado contra el expresidente Donald Trump, en medio de presiones de congresistas de ambos partidos. Cheatle admitió que el incidente, en el cual un joven de 20 años disparó contra Trump hiriéndolo en una oreja y matando a un asistente, ha sido el mayor fallo de la agencia en décadas. Durante su comparecencia en el Congreso, reveló que, aunque se recibieron múltiples advertencias sobre un individuo sospechoso, no percibieron la amenaza correctamente. Cheatle, quien inicialmente se resistió a dimitir, asumió la responsabilidad total por la falla de seguridad y prometió cooperar con las investigaciones en curso para evitar que situaciones similares vuelvan a ocurrir.
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