La Vuelta ciclista a España tuvo un abrupto final en su 90ª edición debido a las protestas masivas en Madrid contra la participación del equipo Israel Premier-Tech. La última etapa fue cancelada y no se realizó la tradicional ceremonia de podio. El director de la carrera, Javier Guillén, expresó su pesar por los eventos, destacando que el ciclismo es un deporte que debe mantenerse al margen de reivindicaciones políticas. Guillén subrayó que la normativa de participación sigue las directrices de la Unión Ciclista Internacional (UCI) y que cualquier acción sin su consentimiento podría haber tenido consecuencias legales.
En un intento improvisado por mantener el espíritu festivo, el equipo Visma-Lease a Bike organizó una ceremonia en el aparcamiento de un hotel, donde Jonas Vingegaard fue honrado junto con otros ciclistas. En una atmósfera íntima, sobre unas neveras improvisadas como podios, los ciclistas recibieron sus reconocimientos entre aplausos de compañeros y familiares. Este cierre inusual añadió un toque singular a un final marcado por tensiones extradeportivas, pero demostró la camaradería y el amor por el ciclismo que perduran entre los participantes.
Leer noticia completa en El Pais.