La tramitación de la reducción de jornada laboral ha sufrido un nuevo retraso y no avanzará hasta después del verano, según un comunicado del Ministerio de Trabajo. Esta decisión se produce tras las tensiones con Junts per Catalunya, que ha decidido mantener su veto a la medida. El debate sobre las enmiendas a la totalidad, programado para el 22 de julio, ha sido pospuesto hasta el siguiente periodo de sesiones, lo que complica la aprobación de la norma antes de fin de año, un objetivo previamente establecido por el ministerio y acordado en el pacto de coalición entre el PSOE y Sumar.
A pesar de los intentos de negociación, el clima político actual y el rechazo de los independentistas a la reducción de jornada han estancado el proceso. Junts ha expresado su preocupación por los efectos de la medida sobre las pequeñas y medianas empresas en Cataluña. Aunque el Ministerio de Trabajo intenta proyectar optimismo, las fuentes del departamento reconocen que el clima actual no favorece un acuerdo. La eventual derrota en el Congreso podría tener repercusiones políticas significativas para Junts, lo que plantea un juego de poder delicado en la política española.
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