Los incendios en la zona de Los Ángeles han dejado un saldo trágico de al menos 16 víctimas fatales, con 16 personas aún desaparecidas. Desde que el fuego se desató el pasado martes, ha sido avivado por vientos fuertes que alcanzan ráfagas de hasta 113 kilómetros por hora. Este fenómeno ha obligado a la evacuación de 150,000 residentes y ha destruido más de 12,000 hogares y negocios. Las autoridades locales han emitido alertas de bandera roja, anticipando que el próximo martes será especialmente peligroso debido a las condiciones climatológicas. En respuesta a la crisis, el gobernador de California, Gavin Newsom, declaró el estado de emergencia y lanzó una investigación sobre el suministro de agua, tras reportes de escasez durante las primeras horas de los incendios.
La situación ha generado tensiones, con al menos 29 arrestos relacionados con saqueos en las zonas afectadas. Los esfuerzos por controlar el fuego han sido obstaculizados por la falta de recursos y el implacable viento, aunque la contención comenzó a mejorar a finales de la semana pasada. Adicionalmente, la jefa del Departamento de Bomberos de Los Ángeles, Kristin Crowley, enfrenta críticas por su enfoque en políticas internas ante dificultades operativas, incluido un recorte presupuestal previsto para 2025. Mientras tanto, estimaciones preliminares sitúan las pérdidas económicas entre 135,000 y 150,000 millones de dólares, lo que podría convertir a estos incendios en los más costosos de la historia del país. Gavin Newsom ha firmado un decreto para agilizar la reconstrucción, suspendiendo temporalmente ciertas leyes medioambientales para facilitar el proceso.
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