Los meteorólogos han calificado la reciente tormenta como un «monstruo meteorológico» debido a su intensidad devastadora. Este fenómeno natural ha causado estragos en Haití y República Dominicana, dejando a su paso un escenario desolador. En ambos países, las fuertes lluvias y vientos han destruido infraestructuras, provocado deslizamientos de tierra y obligado a miles de personas a evacuar sus hogares. Las autoridades locales se enfrentan al desafío de brindar asistencia urgente a las comunidades afectadas, mientras se esfuerzan por restablecer servicios básicos como el suministro de agua y electricidad. La situación se complica aún más por la vulnerabilidad histórica de la región ante fenómenos naturales extremos.
En República Dominicana, las imágenes de calles inundadas y viviendas destruidas reflejan los efectos de este fenómeno, que ha paralizado gran parte del país. Haití, ya golpeado por crisis previas, se encuentra en una situación crítica, con la población luchando por acceso a recursos esenciales. Las agencias de emergencia internacionales han comenzado a movilizar ayuda humanitaria, aunque los desafíos logísticos y de seguridad complican los esfuerzos de distribución. Expertos advierten que el cambio climático podría estar intensificando la severidad de las tormentas en la región, lo que subraya la necesidad de estrategias de mitigación y adaptación más robustas.
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