La Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) ha dejado un rastro de destrucción en varias localidades del sureste de España, donde las intensas lluvias han provocado inundaciones que afectan gravemente a la población. En localidades como Murcia, Orihuela y Almería, las calles se han transformado en ríos caudalosos, arrastrando vehículos y dañando propiedades. Los servicios de emergencia trabajan sin descanso para evacuar a las personas atrapadas y ofrecer refugio a aquellos que han perdido sus hogares. La comunidad local se enfrenta a importantes dificultades, ya que las infraestructuras han sido comprometidas, dejando a numerosos barrios sin electricidad y abastecimiento de agua.
Los vecinos de las zonas afectadas muestran una mezcla de solidaridad y desesperación. Muchos se han organizado para ayudar en tareas de limpieza y asistencia a los más vulnerables, mientras que otros expresan su impotencia ante la magnitud del desastre. El gobierno regional ha declarado el estado de emergencia y está coordinando esfuerzos con las autoridades nacionales para asegurar la pronta llegada de recursos y ayuda humanitaria. Las previsiones meteorológicas alertan sobre posibles nuevas lluvias, lo que mantiene a la población en alerta máxima mientras esperan el cese definitivo de la tormenta. La situación plantea un desafío significativo tanto para los responsables locales como para los ciudadanos, que enfrentan la ardua tarea de reconstrucción y recuperación.
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