Dos jóvenes suecos, de 16 y 19 años, fueron arrestados en la Costa del Sol tras ser identificados como presuntos sicarios del crimen organizado. Llegaron a Málaga desde Göteborg el 28 de junio, instalándose en un apartamento alquilado en Fuengirola. Durante sus primeros días, mantuvieron un perfil bajo hasta que, el 1 de julio, recibieron un patinete y una caja que contenía armas de fuego. La Policía Nacional, alertada por autoridades suecas, estableció un dispositivo de vigilancia que culminó con su arresto. En el piso encontraron dos pistolas con los números de serie borrados, preparadas para su uso. Tras las detenciones, otros cuatro individuos fueron capturados en Marbella, ligados al suministro de armas y logística, aunque posteriormente quedaron en libertad.
Este caso resalta una preocupante tendencia: la captación de menores por redes criminales del norte de Europa para cometer asesinatos en otros países. Según Europol, estas prácticas han aumentado en toda Europa, utilizando plataformas encriptadas y redes sociales para reclutar adolescentes. La operación, denominada «Hitman», reveló una organización que, utilizando métodos propios de la economía digital, ofrecía grandes sumas a jóvenes para encargos criminales. La policía encontró evidencia adicional en la vivienda de los facilitadores, incluyendo armas, dispositivos móviles y equipos de comunicación, aunque la frustración crece entre investigadores debido a la liberación de los cómplices capturados.
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