En un intento por exhibir su fuerza militar y continuar con la modernización de su armada, Corea del Norte había planeado la presentación de un nuevo destructor. El evento tenía como objetivo consolidar la imagen de poderío naval bajo el liderazgo de Kim Jong-un. Sin embargo, la ceremonia se vio marcada por un contratiempo inesperado cuando la embarcación volcó durante las pruebas iniciales, ocasionando un revés en los planes del régimen norcoreano.
El incidente levanta dudas sobre la eficacia del programa militar del país y refleja posibles fallas en la ingeniería y la supervisión del desarrollo naval. Aunque las autoridades norcoreanas intentaron minimizar el impacto del suceso, este ha generado preocupación en la región sobre la continua escalada de tensiones militares. Analistas internacionales subrayan que este evento podría repercutir en las futuras relaciones diplomáticas y en la percepción de la capacidad real del poder militar de Corea del Norte.
Leer noticia completa en El Mundo.