Un nuevo tiroteo ha sacudido a Estados Unidos, esta vez en una escuela católica de Minneapolis. Robin Westman, de poco más de 20 años, abrió fuego en la iglesia del centro educativo durante una misa matutina, dejando un saldo de dos niños muertos y 17 personas heridas, de las cuales 14 son menores. Posteriormente, Westman se suicidó. Según informó Kash Patel, director del FBI, el joven había adquirido legalmente un rifle de alto poder, una escopeta y una pistola de nueve milímetros, con las cuales perpetró el ataque. Brian O’Hara, jefe de policía local, indicó que Westman carecía de antecedentes penales significativos y que actuó solo. Aún se investigan los motivos detrás de la elección de la escuela como blanco, y las autoridades han calificado el incidente como un acto de terrorismo interno y un crimen de odio.
Los investigadores revisan videos subidos por Westman a YouTube antes del tiroteo, en los cuales exhibe su arsenal y deja mensajes de odio dirigidos a diversas comunidades, incluyendo católicos y musulmanes, además de exaltar a otros autores de tiroteos masivos. Entre sus pertenencias, se encontraron cuadernos con escritos perturbadores que reflejan su estado mental, afirmando tener cáncer de pulmón y estar enfadado con el mundo. Dejó un manifiesto dirigido a su familia, ofreciendo disculpas por las consecuencias de sus acciones. También se reveló que Westman era sobrino del excongresista de Kentucky, Bob Helenringer, quien expresó profundo pesar y desconcierto por lo sucedido.
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