Vecinos de un barrio madrileño enfrentan una situación de acoso vecinal persistente. Durante meses, han soportado actos de hostigamiento que incluyen ruido constante, insultos y amenazas. A pesar de la gravedad de los hechos, los afectados habían optado hasta ahora por no presentar una denuncia formal, temiendo posibles represalias y una escalada del conflicto. Sin embargo, los recientes incidentes incrementaron la tensión en el vecindario, obligando a las víctimas a reconsiderar su postura. El ambiente se ha vuelto insostenible, y están comenzando a coordinarse para buscar apoyo legal y protección.
La policía local ha incrementado su presencia en la zona en respuesta a los informes preliminares de los residentes. Los agentes han estado trabajando para mediar entre las partes involucradas y recopilar pruebas suficientes que puedan sustentar futuras acciones legales. Las autoridades también han instado a los afectados a romper el silencio y oficializar sus quejas, asegurándoles que se tomarán medidas para garantizar su seguridad. Mientras tanto, la comunidad está explorando soluciones a largo plazo que promuevan la convivencia pacífica y eviten futuros conflictos.
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