Carlos Lehder, infame exjefe del cartel de Medellín, ha sido nuevamente detenido tras su regreso a Colombia, país en el que esperaba pasar sus últimos años después de purgar una condena de 33 años en Estados Unidos por tráfico de cocaína. A sus 75 años, Lehder fue arrestado por la Policía en Bogotá, bajo una orden de captura vigente por cargos de fabricación, tráfico y porte de armas de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas. Esta vuelta a su patria, que empezó en calidad de turista, ha tenido un desenlace inesperado con su detención provisional en la sede de la Dijín, a la espera de ser presentado ante el Juez 18 de Ejecución de Penas para determinar el futuro de su proceso legal. La situación se complica al descubrirse que había una orden de captura desde 2017, la cual su defensa califica de prescrita.
El entorno legal de Lehder ha despertado nuevamente el interés en sus relaciones con otros notables narcotraficantes, como Pablo Escobar y Gonzalo Rodríguez Gacha. Lehder regresa en un contexto lleno de reminiscencias de la violencia del narcotráfico de los años ochenta, pero también con la expectativa de contribuir a esclarecer esos capítulos oscuros de la historia reciente del país, especialmente en torno a las conexiones con las instituciones estatales. Su abogada, Sandra McCollins, sostiene que no había procesos pendientes según la información proporcionada por la Fiscalía antes de su retorno, y exige rapidez en la resolución de su situación jurídica, dada la preocupación de Lehder por su seguridad. Mientras tanto, figuras como Juan Manuel Galán, hijo del asesinado líder político Luis Carlos Galán, subrayan la posible utilidad de Lehder para esclarecer la verdad de esa época turbulenta, más allá de su libro y entrevistas previas.
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