Miguel Ángel Marín ha sido identificado por las autoridades como el cabecilla de una organización delictiva que operaba en el ámbito de los transportes, así como en sectores del entretenimiento y empresarial. Según la policía, Marín estaba vinculado a una serie de asesinatos y múltiples casos de extorsión que afectaban a transportistas, artistas y empresarios. Su modus operandi incluía amenazas y actos violentos para asegurar el control y la cooperación forzada de sus víctimas. Las investigaciones han revelado que sus actividades ilícitas se extendían por varias regiones del país, consolidando su influencia en redes delictivas subterráneas.
La desarticulación de la banda liderada por Marín ha sido el resultado de una operación coordinada entre distintas fuerzas de seguridad, quienes tras meses de seguimiento lograron su captura. Esta acción ha sido aplaudida por las comunidades afectadas, que habían vivido bajo la presión y el temor impuestos por Marín y su grupo. Las autoridades esperan que este golpe a la organización represente un alivio significativo para los sectores más afectados y están comprometidas a continuar con las investigaciones para desmantelar completamente la red. Las detenciones han permitido además la recuperación de bienes obtenidos de manera ilícita, que serán claves en el proceso judicial que se avecina.
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