En la actualidad, el kétchup es un acompañamiento indispensable para hamburguesas, perritos calientes y patatas fritas. Sin embargo, sus orígenes se remontan a un lugar y a unos ingredientes inicialmente impensados. Originada en China como una salsa fermentada a base de pescado llamada ‘kôechiap’, logró llegar a Europa durante el siglo XVII gracias a los comerciantes. Los británicos, cautivados por su sabor umami, intentaron recrear esta salsa utilizando ingredientes locales como nueces, setas, anchoas y ostras. Con el tiempo, el término ‘kôechiap’ evolucionó adoptando la forma anglosajona ‘catchup’, antes de llegar a ser conocida como ‘ketchup’.
El ingrediente principal del kétchup tal como lo conocemos hoy, el tomate, fue incorporado en 1876 gracias al empresario estadounidense Henry J. Heinz, quien perfeccionó la receta al añadir azúcar y vinagre para equilibrar los sabores. Aunque ya en 1812, el científico de Filadelfia, James Mease, había propuesto una receta con tomate como base principal, esta no llegó a ganar popularidad. Sería Heinz quien, casi medio siglo después, haría del tomate el ingrediente estrella, llevando al kétchup a ocupar un lugar destacado en la cultura gastronómica contemporánea.
Leer noticia completa en 20minutos.