La gestión y el despliegue de un plan de recuperación ante desastres (Disaster Recovery, DR) es un desafío que muchas pequeñas y medianas empresas (pymes) encuentran particularmente complicado. Según el informe del Ministerio del Interior, alineado con las normativas ISO 22301 e ISO 27001, las pymes a menudo enfrentan obstáculos significativos al intentar implementar estas estrategias cruciales para la continuidad del negocio.
El informe destaca que las empresas y pymes suelen percibir la implementación del DR como un proceso doloroso y costoso. Estas percepciones negativas están basadas en varios factores clave:
En primer lugar, los costos elevados representan un gran impedimento. Muchas pymes creen que los costos iniciales de implementación y los gastos continuos de mantenimiento de un DR son prohibitivos. El hardware y el software necesarios, junto con los técnicos especializados, resultan demasiado caros para el presupuesto de muchas pequeñas empresas.
En segundo lugar, la complejidad de los sistemas genera miedo entre los responsables. Existe una falsa percepción de que los sistemas de DR son increíblemente complejos. Este temor a cometer errores durante el despliegue y la operación puede disuadir a las empresas de implementar estos sistemas.
Otra barrera significativa es la falta de recursos internos. Las pymes suelen operar con personal limitado, lo que lleva a la creencia de que no tienen suficientes recursos humanos ni técnicos para diseñar, implementar y mantener un DR eficaz.
Además, la falta de tiempo también es una barrera importante. La escasez de tiempo disponible para el personal, ya sobrecargado con tareas diarias urgentes, hace que la implementación de un DR parezca una tarea que consume demasiado tiempo.
Finalmente, las prioridades confusas juegan un papel crucial. Las pymes a menudo se enfocan en las actividades urgentes del día a día, dejando de lado la planificación y ejecución de un DR, que perciben como menos importante.
Para superar estas barreras, es esencial abordar cada uno de estos puntos de manera práctica y realista:
En lo que respecta a los costos, implementar un DR no tiene por qué ser prohibitivamente caro. En lugar de replicar todos los servicios al 100%, las pymes pueden enfocarse en mantener los servicios críticos a un nivel aceptable durante la recuperación. Evaluar y priorizar los procesos más importantes puede reducir significativamente los costos.
En cuanto a la simplicidad operativa, los sistemas de DR pueden ser tan complejos como la empresa decida. Los mismos técnicos que gestionan los sistemas de producción deberían ser capaces de manejar los sistemas de respaldo. La complejidad puede ser manejada mediante la automatización o procedimientos manuales simplificados, dependiendo de los recursos disponibles.
Para optimizar recursos, aunque las pymes puedan tener personal limitado, la formación continua y la motivación del equipo técnico son esenciales. La inversión en capacitación puede equipar a los empleados con las habilidades necesarias para gestionar un DR de manera efectiva.
Es crucial gestionar bien el tiempo. Las pymes deben reservar tiempo específico para la implementación y el mantenimiento del DR. El apoyo de la gerencia es vital para asegurar que estas actividades sean priorizadas y no se vean desplazadas por las tareas diarias.
Diferenciar lo urgente de lo importante puede ser clave. Mejorar y automatizar procesos puede liberar tiempo valioso para que los técnicos se enfoquen en la planificación y el mantenimiento del DR. Esto no solo optimiza los recursos, sino que también asegura una preparación adecuada para cualquier eventualidad.
La percepción de que el Disaster Recovery es un proceso doloroso y complicado puede ser desmitificada. Con una reestructuración adecuada de los recursos y el compromiso de la gerencia, las pymes pueden implementar un DR eficaz sin grandes impactos en su operación. La clave está en la formación continua del personal técnico, la reserva de tiempo para las tareas de DR y la colaboración estrecha de todos los niveles de la empresa. Así, las pymes pueden asegurar su resiliencia y continuidad frente a cualquier desastre.