El día de Todos los Santos, que se celebra cada primero de noviembre, es una fecha señalada en la que se recuerda a los seres queridos que han partido. En los últimos años, ha cobrado relevancia la necesidad de realizar ceremonias de despedida que no solo honren a los difuntos, sino que lo hagan de manera respetuosa con el medioambiente. La creciente tasa de cremaciones en España, que ya supera el 70% en ciudades como Málaga, Madrid y Sevilla, ha impulsado el interés por opciones ecológicas, como el uso de urnas biodegradables y el esparcimiento de cenizas en espacios naturales con los permisos correspondientes. Esta tendencia refleja un cambio en la percepción de los cementerios, que la mayoría de la población española preferiría que fueran espacios abiertos y verdes, aptos para el paseo y la meditación.
En respuesta a estas demandas, iniciativas como Recordarium, el Bosque del Recuerdo, ofrecen una alternativa al columbario tradicional, permitiendo integrar las cenizas en la naturaleza mediante la plantación de árboles autóctonos. Este espacio, ubicado a las afueras de Madrid, no solo proporciona un entorno legal y seguro para el depósito de cenizas, sino que también contribuye a la reforestación, al transformar el último adiós en una oportunidad para dar vida a encinas, olivos, almendros, entre otros. Sin embargo, es crucial cumplir con las normativas para evitar sanciones económicas y asegurar que la tradición de honrar a los difuntos evolucione en armonía con el entorno, especialmente en lugares delicados como el mar, donde las restricciones son más estrictas debido a consideraciones ambientales.
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