La reciente partida de Toribia, una beagle de casi catorce años, ha dejado un profundo vacío en su familia humana, quienes recuerdan su vida con cariño y alegría. Nacida en Zapopan, Jalisco, Toribia fue adoptada a las ocho semanas y se convirtió en la reina del hogar, ganándose el corazón de los hijos de la familia con su carácter único y entrañable. A lo largo de su vida, Toribia superó un cáncer de tiroides y afrontó con serenidad un veloz cáncer de hígado que finalmente la venció. Su comportamiento excéntrico, como atrapar y liberar a pequeñas presas o su rechazo a ensuciarse, se convirtió en parte del folklore familiar. Estos rasgos, junto con su negativa constante a dar la pata, sumaron a la peculiaridad que la diferenciaba, convirtiéndola en un ser especial y recordado.
Toribia tuvo una vida enriquecida y rodeada de amor. Acompañó a su familia en mudanzas que la llevaron de México a Alemania, paseando por las calles de ciudades como Guadalajara, Ciudad de México, Ámsterdam y Berlín. Su salud generalmente robusta reflejó en parte el cuidado que recibió, y en sus años finales se convirtió en una estrella en redes sociales. Su influencia fue tal que al fallecer, su familia recibió condolencias de renombradas figuras del ámbito cultural y literario, resaltándose su carisma único. Toribia no solo dejó un legado emocional en su familia, sino que reafirmó la capacidad de nuestras mascotas para mejorar nuestras vidas, enseñándonos sobre dedicación y amor incondicional. La reflexión final sobre su ausencia evoca una mezcla de nostalgia y gratitud, recordando que su influencia continúa presente a través de los momentos compartidos y el impacto positivo que dejó.
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