El Betis y el Valencia cerraron la Liga con un empate en el Benito Villamarín, un partido lleno de emociones y simbolismo. Mientras el Betis se prepara para trasladarse al estadio de La Cartuja durante la renovación de su coliseo, el choque también marcó el fin de una era para el club andaluz. Antony, con un gol antes del descanso, brilló en el campo, consolidándose como una pieza clave del equipo desde su llegada. El Valencia, sólido y competitivo bajo la dirección de Corberán, logró igualar el marcador gracias a Rafa Mir en el minuto 74, asegurando una mitad de tabla que parecía improbable al inicio de la temporada. La atmósfera fue de celebración, con 51.141 béticos presentes, animando a su equipo de cara al reto europeo que tienen por delante en la final de la Conference League contra el Chelsea.
El encuentro también tuvo un aire de expectativa por la próxima final en Breslavia, con el equipo liderado por Pellegrini concentrado en lograr su primer título europeo. A pesar del empate y de una racha reciente sin victorias, el equipo y la afición mantienen la ilusión intacta. La noche culminó con una vuelta olímpica y vítores por parte de la hinchada, evidenciando el apoyo incondicional al equipo. La grada recordó constantemente la importancia del próximo duelo europeo, mientras Antony y otros jugadores claves deleitaban con su calidad sobre el césped. Con cambios en ambas escuadras y un planteamiento desafiante del Valencia, el duelo mantuvo a todos atentos hasta el pitido final, cerrando una temporada liguera que deja al Betis en una posición privilegiada para hacer historia.
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