Treinta y cuatro años después del funeral de Diana Turbay en la Catedral Primada de Colombia, el templo volvió a ser escenario de un notable homenaje para su hijo, Miguel Uribe Turbay. El senador y precandidato opositor, asesinado tras un atentado sicarial, fue despedido con una misa presidida por el cardenal José Luis Rueda en la Plaza de Bolívar de Bogotá. Destacadas figuras políticas, incluidos los expresidentes César Gaviria, Ernesto Samper y Juan Manuel Santos, así como el subsecretario de Estado de EE.UU., Christopher Landau, asistieron a la ceremonia. Sin embargo, la ausencia de representantes del gobierno fue notoria; el presidente Gustavo Petro y otros funcionarios se mantuvieron al margen por solicitud de la familia del fallecido.
El acto fúnebre estuvo cargado de emotivos discursos, marcados por el potente mensaje de María Claudia Tarazona, viuda del político, quien alabó los ideales de su esposo en busca de una Colombia sin violencia. Miguel Uribe Londoño, padre del fallecido, utilizó la plataforma para criticar indirectamente al gobierno, sugiriendo una relación entre el atentado y su creciente influencia política. Agradeció al expresidente Álvaro Uribe, mentor de su hijo, y llamó a cambiar el rumbo político en las próximas elecciones. La ceremonia culminó con una conmovedora actuación de Yuri Buenaventura y la Orquesta Filarmónica de Bogotá, mientras el ataúd, cubierto con la bandera colombiana, era trasladado al Cementerio Central. En paralelo, las declaraciones de Álvaro Uribe generaron controversia al responsabilizar al presidente Petro del crimen, intensificando un tenso cruce de acusaciones políticas.
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