En Valencia, Mar, una estudiante de 11 años, refleja una percepción común entre muchos alumnos acerca de la inteligencia innata como determinante en el rendimiento académico. Esta creencia, aunque generalizada, no está alineada con lo que la ciencia del aprendizaje sugiere. Héctor Ruiz Martín, psicólogo cognitivo y experto en educación, afirma que aunque las habilidades innatas ofrecen ciertas ventajas, factores como la dedicación y las técnicas de estudio son fundamentales para el éxito académico. No obstante, advierte que aunque el esfuerzo y la estrategia pueden propiciar un desempeño bueno o muy bueno, no todos pueden alcanzar el nivel más alto simplemente con estudios, especialmente en presencia de dificultades como la dislexia.
La neuroplasticidad es la base del aprendizaje, según Ruiz Martín, y permite al cerebro humano adaptarse al medio a través de la modificación de sus conexiones neuronales. Sin embargo, vincular el éxito escolar únicamente al talento innato desmotiva a los estudiantes y afecta su rendimiento. Ana Prades, orientadora educativa, resalta la importancia de la motivación en el proceso de aprendizaje, subrayando que la creencia en la propia capacidad para aprender –o autoeficacia– es crucial. Este conocimiento se refleja en el caso de Ana, una joven que, tras suspender matemáticas, mejoró sus calificaciones adoptando nuevas técnicas de estudio y perseverancia, subvirtiendo así la noción de que las habilidades innatas son lo único que determina el éxito educativo.
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