En un sorpresivo operativo policial, seis individuos fueron arrestados bajo sospecha de haber conspirado con las autoridades rusas para orquestar un golpe de Estado. Las detenciones se produjeron en varios puntos estratégicos del país, como parte de una investigación que ha durado meses y que involucró a distintas agencias de seguridad nacional. Según las autoridades, los sospechosos mantenían contacto frecuente con agentes rusos y habrían estado planificando acciones desestabilizadoras que incluían ataques a infraestructuras críticas y acciones de desinformación para sembrar caos en la población. Hasta el momento, las identidades de los detenidos no han sido reveladas, pero se cree que formaban parte de una célula más amplia con ramificaciones internacionales.
La noticia ha causado un revuelo en la escena política, generando debates sobre la influencia extranjera y la seguridad interna. Los líderes del gobierno han condenado enérgicamente estos actos, subrayando la importancia de defender la soberanía y seguridad nacional. Por otro lado, algunos analistas advierten sobre el riesgo de tensiones diplomáticas entre los países implicados, mientras que expertos en seguridad consideran que esta operación es una muestra del fortalecimiento de las capacidades de inteligencia del país. A medida que avanza la investigación, se espera que se revelen más detalles sobre las conexiones de estas personas con Rusia y el alcance real de sus planes, lo que podría tener repercusiones tanto a nivel nacional como internacional.
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