La Agencia Espacial Europea (ESA) ha confirmado la reentrada del satélite Heritage ERS-2 a la atmósfera terrestre este miércoles, sobre el océano Pacífico, en la región comprendida entre Alaska y Hawái. Según la ESA, no se han reportado daños materiales tras el evento.
«Tenemos confirmación de la reentrada atmosférica del ERS-2 a las 17:17 GMT», con una incertidumbre de aproximadamente un minuto, informó la agencia a través de sus mensajes oficiales en la red social X. La Oficina de Desechos Espaciales de la ESA, en colaboración con socios internacionales, ha monitoreado la degradación orbital del satélite y su reentrada natural a la atmósfera.
Al alcanzar unos 80 kilómetros respecto a la superficie terrestre, el satélite comenzó a desintegrarse en múltiples fragmentos, la mayoría de los cuales se espera que se hayan quemado completamente. Los riesgos asociados a estas reentradas son muy bajos, subraya la ESA. Algunos pequeños fragmentos podrían haber sobrevivido a la reentrada, aunque aún es pronto para confirmarlo; de ser así, habrían caído al mar.
«El reingreso incontrolado a la atmósfera ha sido durante mucho tiempo un método común para deshacerse de objetos espaciales al final de su misión», dijo Tim Flohrer, jefe de la Oficina de Desechos Espaciales de la ESA. Según Flohrer, es habitual que objetos de tamaño similar o mayor al ERS-2 reingresen varias veces al año. «En los 67 años de vuelos espaciales, miles de toneladas de objetos espaciales artificiales han vuelto a entrar en la atmósfera. Las piezas que llegan a la superficie rara vez han causado daños y nunca ha habido un informe confirmado de lesiones humanas», señaló.
El ERS-2, operativo desde 1995 hasta 2011, fue lanzado siguiendo los pasos de su predecesor, el ERS-1, lanzado cuatro años antes. En su momento, ambos eran los satélites de observación de la Tierra más sofisticados jamás desarrollados, según la ESA.
Durante su vida útil, el ERS-2 recopiló una vasta cantidad de datos sobre la disminución del hielo polar, cambios en la superficie terrestre, el aumento del nivel del mar, el calentamiento de los océanos y la química atmosférica. Además, se utilizó para la vigilancia de catástrofes naturales, como inundaciones y terremotos.
El satélite recorrió 3.800 millones de kilómetros durante su misión, proporcionando datos esenciales para miles de científicos y proyectos. En 2011, la ESA decidió ‘jubilar’ al ERS-2 y comenzó el proceso de reentrada controlada, reduciendo su altitud de 785 a 573 kilómetros para minimizar el riesgo de colisión con otros satélites. También se aseguraron de vaciar o asegurar las baterías y sistemas presurizados, y apagar los sistemas electrónicos para evitar daños.
Después de 13 años de degradación orbital, el ERS-2 entró en la atmósfera de forma natural este miércoles, desintegrándose, como se había previsto.