La propagación de desinformación y rumores maliciosos ha complicado las operaciones de asistencia oficial en Carolina del Norte tras el devastador paso del huracán Helene, que dejó un saldo de al menos 225 muertos. La Agencia Federal de Gestión de Desastres (FEMA) ha tenido que reestructurar sus operaciones después de recibir amenazas creíbles sobre la seguridad de su personal. En respuesta, FEMA ha decidido cese el trabajo puerta a puerta, optando por ofrecer asistencia en centros especializados para mayor seguridad. Las amenazas, en un inicio atribuidas a una milicia, condujeron al arresto de William Jacob Parsons, quien actuó solo, armado y profiriendo amenazas. Los esfuerzos de FEMA se han visto obstaculizados por una ola de bulos, que ha cultivado desconfianza entre los afectados y ha desviado recursos críticos hacia el combate de esa desinformación.
Las teorías conspirativas y rumores han encontrado eco en algunos segmentos de la población y ciertos políticos, incluyendo al candidato republicano Donald Trump, quien ha amplificado afirmaciones falsas sobre la distribución de ayudas. Estas tácticas informativas surgen en un contexto electoral tenso, siendo Carolina del Norte un estado crucial para decidir entre Trump y la demócrata Kamala Harris. Para contrarrestar el impacto de la desinformación, FEMA ha dedicado esfuerzos a desmentir bulos a través de una página específica, mientras el presidente Joe Biden y otras autoridades han abordado públicamente el tema. Las acciones coordinadas entre las autoridades estatales y locales buscan mitigar las amenazas y garantizar la entrega de ayudas a los damnificados, en un ambiente donde la división política añade complejidad a la gestión del desastre y la respuesta comunitaria.
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