En el contexto político actual, la administración de Donald Trump ha tomado pasos que han generado tanto expectativas como desilusiones entre los venezolanos residentes en Estados Unidos, especialmente aquellos conocidos como «MAGAzolanos», quienes han mostrado un fuerte apoyo hacia el expresidente. A pesar de que muchos en esta comunidad esperaban que una presidencia de Trump pudiera acelerar el fin del mandato de Nicolás Maduro en Venezuela, los recientes movimientos del mandatario han generado controversia. Trump ha decidido revocar el Estatus de Protección Temporal otorgado a miles de venezolanos, lo que afecta directamente a 300.000 personas que habían encontrado refugio en tierras estadounidenses. Asimismo, su enfoque en temas como la inmigración y el petróleo ha eclipsado cualquier compromiso con la democracia venezolana. La designación de Marco Rubio, de origen cubano, como secretario de Estado había generado expectativas de una política más firme contra el régimen de Maduro, sin embargo, ha sido el enviado Richard Grenell quien se reunió con el líder venezolano, un acto que algunos interpretan como un reconocimiento tácito de su legitimidad.
La realpolitik de Trump se refleja en su estrategia de negociar intereses prácticos e inmediatos, como la expansión de operaciones para Chevron y los acuerdos sobre deportaciones, más que en una postura pro-democracia que podría haber destacado a Estados Unidos como un firme opositor de Maduro. Además, el cierre de fondos de la USAID, una fuente crucial de ayuda para la oposición venezolana y para promoción de la democracia, marca una ruptura en el apoyo a estos sectores, quienes han respondido con críticas ante lo que consideran decisiones perjudiciales para su causa. Ysrrael Camero, representante de Un Nuevo Tiempo en España, lamenta el error estratégico de quienes cifraron el cambio en la intervención de Trump, y recalca el aparente pragmatismo del presidente, cuyas acciones parecen enfocadas más en reconfigurar relaciones internacionales basadas en sus propios intereses, como la migración y el petróleo, en lugar de fomentar ideales democráticos tanto en territorio americano como en Latinoamérica.
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