En las últimas dos décadas, la brecha patrimonial entre las generaciones en España ha aumentado considerablemente, favoreciendo a las personas mayores de 65 años frente a los menores de 35. Este fenómeno refleja una combinación de factores económicos y sociales que han impactado desproporcionadamente a los jóvenes, incluyendo la precariedad laboral, dificultades en el acceso a la vivienda y salarios estancados. Mientras tanto, la generación mayor ha visto incrementar su patrimonio gracias a inversiones sólidas, herencias y un contexto económico previo más favorable.
Este desequilibrio genera preocupaciones sobre la sostenibilidad económica a largo plazo, así como la desigualdad intergeneracional. Expertos advierten que esta disparidad podría perjudicar el crecimiento económico futuro y la cohesión social, si no se adoptan medidas que faciliten el acceso de los jóvenes a oportunidades económicas. La situación desafía a los responsables políticos a desarrollar políticas inclusivas que reduzcan esta brecha y aseguren un reparto más equitativo de los recursos en el tiempo.
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