En Barcelona, las desigualdades de género siguen evidenciándose en el ámbito socioeconómico, donde las mujeres aparecen como las principales afectadas, según el informe del Ayuntamiento, «El género en cifras, condiciones de vida de las mujeres en la ciudad». En este informe, se han analizado datos referidos a la vida laboral, la salud, las condiciones de vida y la movilidad, mostrando una realidad alarmante respecto a la situación de las mujeres en la capital catalana. A nivel económico, las barcelonesas se enfrentan a un riesgo de pobreza del 40%, en comparación con el 29% de los hombres, y una brecha salarial del 17%, lo que las coloca en evidente desventaja. Además, las condiciones laborales precarias y la brecha salarial afectan a sus derechos futuros, limitando su acceso a pensiones dignas. Las mujeres mayoritariamente se ven obligadas a vivir de alquiler más que sus pares hombres, lo que, sumado a sus ingresos inferiores, agudiza los altos niveles de pobreza y precariedad que padecen.
Sobre la calidad de vida, el informe resalta que, aunque las mujeres en Barcelona tienen una expectativa de vida superior en cinco años y medio a la de los hombres, tienden a experimentar una soledad no deseada en la vejez, especialmente entre quienes pertenecen a las clases sociales más bajas. En cuanto a la seguridad, a pesar de que el índice de victimización no muestra grandes diferencias por género, las mujeres son víctimas en mayor proporción de delitos sexuales y asedio en espacios públicos. Esta situación de vulnerabilidad se extiende a la salud, donde el consumo de psicofármacos es significativamente mayor entre las mujeres, reflejo de un mayor estrés y mayor carga de responsabilidades domésticas. El informe destaca, asimismo, que las mujeres utilizan más el transporte público y participan más en actividades culturales que los hombres, aunque enfrentan una mayor precariedad en los cuidados, con muchas trabajadoras del sector siendo extranjeras sin regularización. Estos hallazgos exponen la urgencia de políticas públicas más eficaces para reducir las desigualdades de género en la ciudad.
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