Una devastadora riada ha borrado del mapa el casco viejo de un pueblo de la Sierra del Segura, en la provincia de Albacete, dejando un rastro de destrucción sin precedentes. La catástrofe, que se desató tras intensas lluvias torrenciales, ha dejado al menos a seis personas desaparecidas, generando una intensa operación de búsqueda y rescate. Las autoridades locales, junto con equipos de emergencias y voluntarios, trabajan contrarreloj para localizar a los desaparecidos bajo toneladas de escombros y lodo que han sepultado gran parte del casco histórico. La fuerza del agua también ha causado numerosos daños materiales, destruyendo viviendas, negocios y arrasando infraestructuras clave en el pueblo.
La conmoción entre los habitantes es palpable, mientras se intenta evaluar la magnitud total de los daños. Muchos de los residentes han sido evacuados, algunos perdiendo todo lo que poseían en la furia del temporal. La respuesta de emergencia ha sido intensa, pero complicada por la difícil orografía de la zona, limitando el acceso rápido a algunas áreas afectadas. Las condiciones meteorológicas continúan siendo adversas, lo que incrementa la urgencia de las labores de rescate y recuperación. Las autoridades locales y regionales han solicitado apoyo adicional para enfrentar la crisis, mientras las imágenes de devastación recorren los medios, subrayando la vulnerabilidad de las comunidades frente a fenómenos climáticos extremos cada vez más frecuentes.
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