El Inter de Milán puso fin a la emocionante carrera europea del Barcelona en un electrizante partido celebrado en San Siro, que se decidió en la prórroga con un marcador de 4-3. El equipo italiano, reconocido por su estilo pragmático, fue el antídoto perfecto para la audaz y juvenil escuadra catalana, que se quedó a las puertas de la final en Múnich. El choque estuvo lleno de giros dramáticos, destacando la remontada del Barcelona que pasó de estar 2-0 abajo a liderar 2-3, solo para ver cómo el Inter empataba en el último suspiro del tiempo reglamentario. Lautaro Martínez y Davide Frattesi fueron decisivos para los nerazzurri, mientras que Raphinha y Dani Olmo destacaron en las filas azulgranas.
La estrategia de Simone Inzaghi y la experiencia de sus jugadores se impusieron a la osadía del conjunto dirigido por Flick. A pesar de la presión constante del Inter, el Barcelona logró animar el partido y atraer a miles de seguidores con su espíritu de lucha y juventud. Sin embargo, errores defensivos y la falta de acierto en momentos críticos terminaron por pasar factura al equipo catalán. La actuación de Wojciech Szczesny en la portería no fue suficiente para detener el último gol de Frattesi, que selló la victoria del Inter. Este resultado no solo deja lecciones tácticas para el Barcelona, sino que también mantiene abierto el debate sobre el futuro del modelo de juego del club, cuyo estilo sigue fascinando incluso a los seguidores de su rival.
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