Un informe reciente de Amnistía Internacional ha revelado preocupantes violaciones de derechos humanos en el Centro de Procesamiento de Servicios de El Paso (EPSPC), un centro de detención de inmigrantes en Texas. Las condiciones en el lugar son descritas como deplorables, con sobrepoblación que supera un 18% de su capacidad, obligando a los detenidos a vivir en espacios insalubres y sin acceso a atención médica adecuada. Los entrevistados denuncian que son víctimas de abusos físicos y verbales por parte de los guardias de seguridad y que deben consumir alimentos caducados. Además, la falta de agua limpia y el frío nocturno contribuyen a un ambiente de desesperación entre los migrantes, muchos de ellos detenidos arbitrariamente bajo sospechas infundadas de pertenecer a pandillas.
El informe enfatiza la situación crítica de los migrantes venezolanos, quienes son tratados con particular dureza, incluidos casos de agresiones físicas por simple sospecha debido a su nacionalidad o tatuajes. También se destaca la carencia de acceso a servicios legales, lo cual impide a los detenidos saber sobre sus procesos migratorios, un derecho aparentemente ignorado por las autoridades del ICE. Las amenazas de deportación a prisiones en El Salvador o a la Base Naval de Guantánamo son utilizadas como tácticas de intimidación. Amnistía Internacional insta al Congreso estadounidense a reconsiderar el financiamiento de este sistema de detenciones masivas que, según ellos, viola tanto leyes locales como estándares internacionales.
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