El voto latino es considerado un trofeo crucial en las elecciones presidenciales de Estados Unidos debido a su peso demográfico y electoral. Con una población de 63,7 millones, que representa el 19,1% del total del país, y 34,5 millones de latinos con derecho a voto, este grupo constituye el 14,3% del electorado, superando incluso al voto afroamericano. Sin embargo, no se trata de un bloque homogéneo y debe analizarse por países de origen. Mexicano-americanos, cubano-americanos y puertorriqueños tienen diferentes tendencias de voto, lo que obliga a los candidatos, como el ex-presidente Donald Trump y la vicepresidenta Kamala Harris, a diseñar campañas personalizadas para atraer su apoyo en estados clave como Florida, Texas, Nevada y California.
Contrario a la creencia popular, el voto latino no está alineado automáticamente con el Partido Demócrata. De hecho, un número significativo de latinos apoyó a Trump en 2020 y este respaldo ha seguido aumentando. Las propuestas de Trump sobre economía, inmigración ilegal y seguridad fronteriza han resonado entre muchos votantes latinos, especialmente en el sur de Texas. Estos votantes valoran las iniciativas de fracking y construcción de infraestructuras, sectores que generan empleos para la comunidad. Como resultado, los republicanos están ganando terreno en áreas urbanas tradicionalmente dominadas por los demócratas, influyendo significativamente en la dinámica electoral futura de Estados Unidos.
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