Un reciente estudio del Banco de España expone una discrepancia alarmante entre la percepción de clase social de los españoles y la realidad de su patrimonio. A pesar de que el 80% de la población se identifica como clase media, esta solo posee el 7% de la riqueza nacional, dejando una pregunta crucial: ¿cómo se ha llegado a esta situación?
El fenómeno conocido como el «espejismo de la clase media» arroja luz sobre la real distribución de la riqueza en el país. Según la Encuesta Financiera de las Familias, las propiedades y los ingresos mensuales no son suficientes para medir la solvencia económica. Tener una casa no equivale a riqueza si esta no genera ingresos adicionales o si es imprescindible para la vida cotidiana. Tampoco una nómina garantiza independencia financiera, como explica el informe.
La clasificación real del patrimonio en España muestra disparidades contundentes. La clase baja, que representa el 20% de la población, acumula menos del 1% de la riqueza. Por otro lado, el 10% más rico controla el 53% de esta. La clase media, con patrimonio entre 80.000 y 150.000 euros, se enfrenta a una realidad de estabilidad frágil y dependencia del empleo.
Este análisis también presenta el perfil detallado de cada clase social. La clase baja se encuentra en una situación crítica, con deudas que superan sus ingresos y sin un colchón de emergencia. La clase media, aunque con propiedades y algunos ahorros, vive con poca seguridad financiera. En contraste, la clase alta, que excede los 370.000 euros en patrimonio, maneja estrategias sofisticadas para proteger y expandir su riqueza.
La edad es otro factor determinante. Jóvenes entre 25 y 35 años apenas comienzan a acumular patrimonio, mientras que aquellos de 55 y 65 años se preparan para la jubilación con reservas más sustanciales.
Más allá de las cifras, el estudio sugiere caminos para mejorar la situación financiera personal. Para escapar de la clase baja, se recomienda eliminar deudas perjudiciales y construir un fondo de emergencia. La consolidación en la clase media requiere diversificar inversiones y planificar fiscalmente. Ascender a la clase alta implica invertir un porcentaje significativo de los ingresos y adquirir activos que generen flujo de caja.
Este análisis subraya que una revisión honesta del patrimonio real, más que los ingresos, es fundamental para cualquier estrategia financiera exitosa. Así, los españoles pueden comenzar a cerrar la brecha entre lo que creen ser y lo que realmente son en términos económicos. La labor no está en ganar más, sino en gestionar mejor los recursos existentes, siendo la autoevaluación el punto de partida esencial.