La epilepsia es reconocida como una de las enfermedades neurológicas más prevalentes a nivel global, afectando a aproximadamente 50 millones de personas según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este trastorno neurológico se caracteriza por generar crisis debido a una actividad eléctrica anormal en el cerebro y puede manifestarse en individuos de cualquier edad, siendo más común en niños pequeños y adultos mayores de 60 años. Aunque la mayoría de los casos se pueden controlar con medicamentos antiepilépticos, existe una variante resistente conocida como epilepsia refractaria, para la cual estos fármacos no resultan eficaces, requiriendo un diagnóstico y tratamiento más especializado.
La identificación precisa de la causa subyacente de la epilepsia refractaria es crucial para su tratamiento, tal como señala el Dr. Antonio Gil-Nagel Rein, neurólogo especialista en epilepsia. Un abordaje multidisciplinario es esencial, involucrando a neurólogos, radiólogos, genetistas y neuropsicólogos para desarrollar un plan de tratamiento personalizado. Procedimientos diagnósticos avanzados, como resonancias magnéticas y video-electroencefalogramas, permiten localizar con precisión el foco epiléptico. En casos donde las crisis no se pueden localizar mediante métodos convencionales, se emplean electrodos profundos para obtener una localización exacta, lo que puede incluir intervenciones terapéuticas como la estimulación eléctrica. Además, avances en genética y reposicionamiento de fármacos, como cannabidiol, ofrecen nuevas opciones terapéuticas, mejorando significativamente la calidad de vida de los pacientes.
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