Cada 31 de diciembre, la Puerta del Sol en Madrid se convierte en el escenario central para despedir el año. Miles de personas, tanto madrileños como turistas, se congregan en este lugar emblemático para seguir la tradición de tomar las doce uvas al ritmo de las campanadas, un ritual que se ha consolidado desde finales del siglo XIX. La Puerta del Sol no es solo un símbolo nacional en el contexto de esta celebración, sino también un punto de referencia histórico y cultural de la ciudad. Con sus orígenes en el siglo XV como una de las principales puertas de acceso a Madrid, ha sido testigo de innumerables eventos y transformaciones, estableciéndose como el kilómetro cero de España y un núcleo fundamental del transporte urbano.
Más allá de su histórica función y celebraciones, la Puerta del Sol destaca por su nombre curioso y su carente vegetación. La denominación proviene de un postigo medieval decorado con un sol, indicando la orientación hacia el este. La plaza ha pasado por diversas remodelaciones desde el siglo XVII, y actualmente sufre limitaciones para la plantación de árboles debido a la densa infraestructura subterránea que alberga. Hoy en día, la zona está cuidadosamente diseñada para optimizar la circulación y preservar su patrimonio. Como un importante nodo de transporte, la estación de Sol facilita el acceso mediante las líneas de Metro y Cercanías, convirtiéndose en un punto de partida ideal para explorar Madrid. Sin duda, la Puerta del Sol es un lugar imprescindible para quienes visitan la ciudad, especialmente durante las festividades de fin de año.
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