La serie Succession ha dejado una marca indeleble en el panorama televisivo, acumulando múltiples galardones y alcanzando audiencias récord gracias a sus guiones que desnudan las dinámicas de poder en familias influyentes. Esta narrativa ha encontrado un eco en producciones de otras partes del mundo, siendo Legado de Netflix la más reciente en intentar capturar esta esencia. Creada por Carlos Montero, Pablo Alén y Breixo Corral, la serie sigue a la familia Seligman, que maneja un grupo mediático autodenominado "progresista". A través de conflictos interpersonales y luchas de poder similares a las de los Roy, Legado busca ofrecer un retrato mordaz de la ambición y los escándalos familiares.
Sin embargo, la serie adolece de un exceso de referencias y una falta de originalidad que la hace sentir como una mera copia de Succession. Los personajes, aunque dinámicos, están atrapados en tramas incapaces de sostenerse por sí mismas, perdiendo la atención del espectador en un intento por mantener un ritmo acelerado. Lo que podría haberse explorado con mayor profundidad se convierte en un juego de espejos con la realidad política española, donde los conflictos son más superficiales que profundos. A pesar de ser entretenida, Legado revela las inseguridades de su propio proceso creativo, reflejando la lucha de muchos en la industria por encontrar su propia voz en medio de las influencias de grandes éxitos.
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