Madrid, la icónica capital de España, tiene una historia profundamente arraigada en su nombre antiguo, Mayrit, el cual refleja su rica herencia cultural. Este nombre tiene sus orígenes en el siglo IX durante la dominación musulmana en la Península Ibérica, cuando la ciudad era apenas un asentamiento estratégico cerca del río Manzanares. Mayrit, que significa «lugar abundante en agua», hacía referencia a las corrientes subterráneas y manantiales que caracterizaban la región. Esta relación con el agua no solo definía geográficamente el área, sino que también jugaba un papel crucial en la vida y defensa de sus primeros habitantes. Con la llegada de los cristianos durante la Reconquista en el siglo XI, el asentamiento comenzó a evolucionar, transformándose en una ciudad más grande y adoptando un nuevo nombre castellanizado, Magerit.
El progreso de Madrid desde sus humildes comienzos como Mayrit a la bulliciosa metrópoli que es hoy, es un reflejo de su historia dinámica y multicultural. Con la toma cristiana de la ciudad en 1083 bajo el reinado de Alfonso VI, Magerit se consolidó, no solo en el nombre sino también en la influencia política y religiosa. La mezcla cultural resultante de la convivencia entre musulmanes y cristianos enriqueció notablemente la región. En el siglo XVI, el nombramiento de Madrid como capital por Felipe II cimentó su importancia política y cultural, mientras que la estructura urbana y algunos elementos arquitectónicos todavía conservan la esencia musulmana de sus orígenes. El legado de Mayrit sigue vivo en la actual Madrid, tanto en su historia tangible como en los vestigios de sus antiguas corrientes de agua y en la personalidad diversa de sus barrios históricos.
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