Desde 2011, la Fórmula 1 ha incorporado el Drag Reduction System (DRS) como herramienta crucial para mejorar los adelantamientos y realzar el espectáculo en cada carrera. Este mecanismo permite que el alerón trasero del monoplaza sea ajustable, reduciendo la resistencia aerodinámica y aumentando así la velocidad en tramos específicos. El DRS se activa desde el volante por los pilotos, quienes pueden ganar hasta 15 o 20 kilómetros por hora adicionales, pero bajo estrictas condiciones. La normativa establece su uso únicamente en zonas delimitadas del circuito, conocidas como zonas DRS, y cuando el vehículo que persigue está a menos de un segundo del que le precede.
El empleo del DRS en las competencias de F1 no es completamente libre; varias reglas estipulan cuándo y dónde se puede activar. El sistema solo puede entrar en funcionamiento tras haber transcurrido dos vueltas desde el inicio de la carrera o después de un periodo bajo el safety car, y además, sólo cuando la pista está seca salvo autorización especial del director de la carrera. Las rectas y algunas curvas abiertas suelen ser los puntos estratégicos donde los pilotos pueden aprovechar este sistema. A pesar de la libertad para usar el DRS las veces que sea necesario en estas circunstancias, el objetivo es garantizar un adelantamiento más limpio y seguro, convirtiéndose esta tecnología en un factor determinante en la estrategia de carrera.
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