La provincia de Cáceres, hogar de populares destinos como Trujillo, Plasencia y Hervás, es también el lugar donde se encuentra Garrovillas de Alconétar, uno de los rincones rurales más desconocidos pero fascinantes de Extremadura. Este pequeño pueblo, situado al oeste de la provincia y bañado por el río Tajo, revela una sorprendente riqueza histórico-cultural. Sobresale su Plaza Mayor, una de las más grandes de España, con más de 4,000 metros cuadrados y una impresionante arquitectura de más de 70 arcos que data de los siglos XV y XVI. Este conjunto arquitectónico, de trazado rectangular con influencias góticas y mudéjares, alberga edificios emblemáticos como el Palacio de los condes de Alba de Aliste y el Corral de Comedias.
Pasear por Garrovillas de Alconétar es un viaje a través de la historia. El Barrio Judío, conocido como «Los Castillejos», con sus casas de piedra y portones de madera, ofrece una experiencia auténticamente medieval. Destacan entre sus monumentos la Iglesia de San Pedro Apóstol y la Iglesia de Santa María de la Consolación, esta última resguardando el órgano renacentista más antiguo de la Península Ibérica, tercero en antigüedad en Europa. Fuera del casco histórico, los visitantes encuentran el puente Alconétar, una obra de ingeniería romana de gran importancia, y la Ermita del Cristo del Humilladero, que ofrece espléndidas vistas de la región. A solo 35 kilómetros de Cáceres y 270 de Madrid, Garrovillas de Alconétar es una joya oculta que invita a descubrir historia, cultura y naturaleza.
Leer noticia completa en 20minutos.