Un estudio dirigido por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y publicado en la revista ‘Nature’ ha revelado que el propionato de imidazol, un metabolito generado por ciertas bacterias intestinales, está relacionado con la rigidez y el estrechamiento de las arterias. Este hallazgo se suma al creciente cuerpo de evidencia que sugiere que la microbiota intestinal desempeña un papel crucial en la salud cardiovascular. Los investigadores subrayan la importancia de entender cómo los metabolitos producidos por las bacterias intestinales pueden influir en enfermedades cardiovasculares y destacan que este descubrimiento podría abrir nuevas vías para tratamientos terapéuticos.
El estudio del CNIC, mediante avanzadas técnicas de análisis, evidenció que los niveles elevados de propionato de imidazol están asociados con efectos negativos en la función arterial. Los científicos enfatizan que estos efectos pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, recordando la complejidad de las interacciones entre microorganismos intestinales y el sistema vascular humano. Además, el equipo de investigación plantea la necesidad de seguir investigando para explorar posibles intervenciones que modulen la producción de este metabolito y así mitigar sus efectos adversos sobre la salud cardiovascular.
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