Un reciente estudio realizado por el Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira junto a la Universidad Complutense de Madrid ha arrojado nuevos hallazgos sobre la cueva de Altamira, relevante patrimonio cultural paleolítico. Se documentaron 66 figuras y grabados, de los cuales 33 son representaciones de animales como ciervos y un posible caballo, y los otros 33 son marcas en color rojo y negro. Estas obras, descubiertas en una pared de 28 metros de longitud en el sector 5 de la cueva, reflejan una actividad gráfica reiterada a lo largo del tiempo, sugiriendo la intervención de diferentes tradiciones culturales del Paleolítico superior. El estudio identificó también una lámina de sílex y carbón vegetal, materiales que sugieren prácticas simbólicas asociadas a estas manifestaciones artísticas.
El estudio, coordinado por Pilar Fatás y Marcos García Díez, y cuyos resultados han sido publicados en la revista del Instituto de Prehistoria y Arqueología Sautuola, resalta la importancia de revisar espacios previamente estudiados mediante nuevas metodologías. Se ha confirmado que los artistas paleolíticos de Altamira seleccionaron meticulosamente las superficies de los motivos rupestres, buscando un realismo anatómico avanzado en las figuras. La investigación también apunta a la evolución del arte rupestre desde el Gravetiense, hace unos 32.500 años, hasta el Magdaleniense inferior, alrededor de 17.000 años atrás, con fases de actividad gráfica intensas. Este trabajo subraya el papel crucial de Altamira como entorno simbólico en las sociedades paleolíticas, y destaca la necesidad de un estudio continuo para lograr una comprensión integral del arte y su significado.
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