En el marco de los Premios Goya 2025, la película «El 47», dirigida por Eduard Fernández, se alzó con el galardón a la mejor película, compartiéndolo ex aequo con «La infiltrada». Esta cinta ha capturado el interés del público español al narrar la inspiradora historia de Manolo Vital, un conductor de autobuses cuyo empeño personal logró acercar el transporte público al barrio de Torre Baró en Barcelona. Basada en una historia real, «El 47» pone de relieve la importancia de la perseverancia y el impacto comunitario, situando de nuevo a Torre Baró en el escenario nacional, al tiempo que resalta los retos diarios a los que se enfrenta esta comunidad de empinadas pendientes.
Torre Baró, enclavado en el distrito del Nou Barris al noreste de Barcelona, no es solamente el telón de fondo de una película galardonada, sino un reflejo de la lucha continua por el reconocimiento y la inclusión urbana. Con una población cercana a los 3,000 habitantes, el barrio tiene una rica historia de inmigración intranacional desde las décadas de los 50 y 60, cuando se convirtió en un destino para muchos españoles en busca de nuevas oportunidades. Sin embargo, a pesar de las mejoras en infraestructuras y proyectos de desarrollo que buscan elevar la calidad de vida, sigue teniendo características de calles sinuosas y viviendas autoconstruidas adaptadas a su desafiante entorno. Con la reciente notoriedad de «El 47», Torre Baró vuelve a captar la atención como un ejemplo de comunidad resiliente y tenaz, ahora visible en el mapa cultural de Barcelona gracias al séptimo arte.
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