Los mensajes SMS, alguna vez un pilar fundamental en la comunicación personal, están viendo un descenso significativo en su uso en la era de las aplicaciones de mensajería instantánea como WhatsApp y Telegram. A pesar de su utilidad en situaciones donde la conectividad a internet es limitada, su falta de cifrado los convierte en un blanco fácil para ciberdelincuentes. Expertos en ciberseguridad, como Dan Lattimer de Semperis, señalan que los SMS son vulnerables a la interceptación y pueden ser objeto de suplantación de identidad, a diferencia de las modernas aplicaciones que ofrecen cifrado de extremo a extremo, protegiendo así la información sensible de accesos no autorizados.
El profesor John Kingston de la Universidad de Nottingham-Trent también advierte sobre las amenazas de seguridad inherentes al uso de SMS, comparándolas con las del correo electrónico, como el phishing y el spam. Aunque catalogado como obsoleto por muchos, el SMS mantiene su relevancia en ciertos aspectos, especialmente para la autenticación de dos factores y en áreas con conectividad limitada. Sin embargo, expertos como Marc Rivero de Kaspersky subrayan que, en términos de privacidad y protección, las aplicaciones de mensajería cifrada son claramente superiores debido a su robusta seguridad contra la interceptación. Un enfoque equilibrado podría ser el uso de SMS solo cuando sea estrictamente necesario, reservando las aplicaciones seguras para comunicaciones confidenciales.
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