Barcelona, una de las metrópolis más emblemáticas de Europa, establece un vibrante nexo entre casi dos millones de habitantes y un flujo constante de turistas. Sin embargo, esta amplia circulación en sus calles se ve obstaculizada por diversos inconvenientes que afectan a peatones y ciclistas. Desde aceras saturadas por carteles comerciales y vehículos mal estacionados, hasta una señalización deficiente y desperfectos en el pavimento, la ciudad enfrenta desafíos que obligan a sus habitantes a transitar con precaución. Según la organización Catalunya Camina, las condiciones varían significativamente de un barrio a otro. Barrios como Teixonera y Montbau, con déficits históricos en infraestructura peatonal, son señalados como los más perjudicados, lo que complica el acceso y la movilidad.
En contraste, áreas como Ciutat Vella y Eixample, aunque cuentan con más carriles bici y aceras más amplias, también enfrentan problemas de tráfico y señalización que obstaculizan la marcha de los peatones. Catalunya Camina ha desarrollado un mapa interactivo donde los ciudadanos pueden denunciar incidencias en la vía pública, subrayando la diversidad de experiencias en la ciudad. Este proyecto, iniciado en colaboración con la Universitat Autònoma de Barcelona, busca agrupar quejas y evidencias para presentarlas al Ayuntamiento, que recientemente propuso un plan de movilidad que incluye la ampliación de aceras y la reducción de motos en las aceras, con el objetivo de mejorar la calidad del espacio urbano de la capital catalana hacia 2030.
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