La alimentación nocturna puede desempeñar un papel crucial en la calidad del sueño, según expertos. Las rutinas alimenticias antes de acostarse tienen el poder de influir significativamente en nuestra capacidad para dormir de manera profunda y continua. Diversas investigaciones han señalado que ciertos alimentos ayudan a relajar el cuerpo y la mente, facilitando así un sueño más reparador. Alimentos ricos en triptófano como el pavo, combinados con carbohidratos complejos, pueden ser efectivos para promover la producción de melatonina y serotonina, dos hormonas clave para el descanso. Asimismo, consumir cena ligera a base de verduras o pescado puede evitar la interferencia de la digestión en el ciclo del sueño.
Además de los menús adecuados, es importante implementar un horario regular y evitar estimulantes como la cafeína o el alcohol antes de dormir. La creación de un ambiente tranquilo y oscuro, junto con prácticas de relajación como la meditación o la lectura de un libro, también pueden ser muy beneficiosas. Un consejo extra recomendado por los especialistas es darse un baño caliente al finalizar el día, ya que esto ayuda a disminuir la tensión del cuerpo. Integrar estos cambios podría ser decisivo para quienes buscan mejorar su calidad de sueño y, por ende, su bienestar general.
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