El pollo a l’ast es un elemento esencial de la tradición culinaria catalana, sobre todo los domingos. Esta receta sencilla pero profundamente arraigada en la cultura local destaca por su método de preparación: un ave eviscerada, ensartada en una varilla que gira sobre una fuente de calor. Este plato no solo se prepara en Cataluña, sino que se extiende desde Valencia hasta la frontera con Francia. La popularidad del pollo a l’ast como símbolo de la cocina de la región se ve reflejada en las largas colas de los restaurantes y rosticerías los fines de semana. Históricamente, ha pasado de ser un lujo semanal para la clase trabajadora en los años 50 a convertirse en un plato accesible para todos, sin restricciones religiosas, y continúa siendo un favorito debido a su sencillez y sabor.
En Barcelona, lugares icónicos como Els Pollos de Lull han perfeccionado su propia versión agregando ingredientes como manzana y vino blanco al marinado. El proceso de preparación comienza el viernes, asegurando que cada pollo esté listo para el fin de semana. La pandemia incrementó la demanda de entregas a domicilio, aunque ahora la mitad de los clientes prefieren disfrutar de este manjar en el restaurante. La aceptación del pollo a l’ast entre los diversos grupos culturales ha incentivado variaciones en las guarniciones, como el arroz en lugar de papas, impulsado por la clientela latina. A pesar de los cambios, la esencia del pollo a l’ast permanece intacta, asegurando su lugar como un ícono del patrimonio culinario catalán.
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