En el vibrante centro de Madrid, a un paso de la imponente Catedral de la Almudena, se encuentra Casa Ciriaco, un restaurante emblemático que ha sabido conservar la esencia histórica y gastronómica de la ciudad desde 1887. Este establecimiento, reconocido por preparar los mejores callos a la madrileña siguiendo una receta ancestral, ofrece una experiencia culinaria que trasciende generaciones. Casa Ciriaco nació como un almacén de vinos llamado Casa Baliñas y, en 1929, pasó a manos de los hermanos Ciriaco y Pablo Muñoz Sanz, quienes lo transformaron en el icónico restaurante que conocemos hoy. Con capacidad para 120 comensales, este espacio no solo destaca por su menú tradicional que incluye platos como albóndigas de ternera y leche frita, sino también por su cálido ambiente que transporta a épocas pasadas.
Más allá de su excelsa cocina, Casa Ciriaco está íntimamente ligada a un momento crucial de la historia de España. Ubicada cerca del lugar donde, el 31 de mayo de 1906, el anarquista Mateo Morral intentó atentar contra el rey Alfonso XIII y su esposa Victoria Eugenia de Battenberg, esta taberna es una testigo silenciosa de uno de los eventos más trágicos del país, dejando un saldo de 24 muertos y más de 100 heridos. Este episodio, que conmocionó profundamente a la sociedad española, resalta la importancia histórica de Casa Ciriaco, convirtiéndola en un lugar que no solo ofrece deleites culinarios, sino también una conexión tangible con el pasado madrileño. Así, quienes la visitan no solo disfrutan de una gastronomía auténtica, sino que también se adentran en un relato de la memoria histórica de Madrid.
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