En el municipio de Robregordo, situado al norte de la Comunidad de Madrid, se encuentra un enclave natural que alberga uno de los ecosistemas más singulares de la Península Ibérica: los acebos. Este recorrido ofrece a los visitantes la oportunidad de contemplar un hábitat en el que estas especies vegetales, con sus característicos frutos rojos, desafían las condiciones climáticas para sobrevivir y prosperar. El acebo, conocido científicamente como Ilex aquifolium, destaca por su particular belleza, especialmente durante los meses de invierno, cuando sus bayas rojas contrastan con el verde oscuro de sus hojas. Esta estética singular no solo atrae a turistas, sino también a investigadores interesados en estudiar su resiliencia ante el cambio climático y su papel en el equilibrio ecológico del lugar.
La relevancia del entorno de Robregordo no solo se basa en la belleza visual de los acebos, sino también en su importancia ecológica. Los frutos rojos del acebo actúan como fuente vital de alimento para diversas especies de aves durante las temporadas más frías, mientras que el follaje ofrece refugio a una amplia variedad de fauna local. Estas condiciones hacen que la conservación de este hábitat único sea una prioridad para las autoridades y organizaciones medioambientales, que abogan por campañas de sensibilización y educación para promover la relevancia del ecosistema de los acebos. Además, las rutas organizadas por la zona permiten a los visitantes una experiencia enriquecedora, pues no solo se adentran en la riqueza natural del lugar, sino también en una tradición cultural que valora y protege el legado natural de la región.
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